Thursday, December 15, 2011


Queriendo, dejándome que te quite la ropa despacio,
me fui adentrando en el misterio de tu cama.
Despacio nos fuimos besando, hablando cada vez menos, hasta quedarnos callados.
Me despegué de vos por un instante para verte desnuda,
todo lo desnuda que te deseaba.
Tenías los ojos cerrados, los abriste apenas lo suficiente para sonreirme
y supe que me estaba perdiendo mar adentro.
Te abracé y te besé todo lo que necesitábamos.
Al último espasmo de tu piel lo dormí bien pegado contra mi pecho
y ahí se quedó, ahí está, bien cerquita del corazón.

Salí, la noche olía a jazmín y también a algo del río.
Para mi todo olía al perfume de tu cuello.

1 comment:

Pensando la Bronca said...

muy buena la prosa y el dibujo

salu2 recita2